Campo de acción
Sea watchers, de Edward Hopper
Una excelente forma de aprender es silenciando las expectativas, que no son otra cosa que espera, o sea, pretensiones de recibir. Cambiar la polaridad es dar algo antes, aunque sea en forma de disposición. Despertar una actitud activa, totalmente opuesta a la de quien espera.
Dar antes de recibir es ser anfitrión antes que ser invitado, donde sea que uno esté, asumiendo la responsabilidad derivada de ese rol. No todos quieren asumir ese compromiso.
Hace un tiempo estaba patinando y fui a visitar a mi abuelo, que estaba internado. El guardia del sanatorio no quiso dejarme pasar el umbral para sentarme y desatarme los patines. Era más seguro eso que sacármelos en la calle, de pie, pero su responsabilidad terminaba donde los límites del sanatorio; si yo me accidentaba afuera, estaba ajena a su espacio de cuidado. Ese era su campo de acción. ¿Cuál es el tuyo?
Hay personas que llevan puesto su campo de acción, el alcance de su responsabilidad es el de su espacio vital; otras lo limitan a un tiempo y espacio determinados. La primera conducta es la del que está “de guardia” veinticuatro horas, dispuesto a levantar el peso que las circunstancias exijan. La segunda es la del “ahorrativo”, que no se entrega más que cuando recibe algo a cambio.
Cuando ves películas, te gusta la primera conducta, que es la del superhéroe. ¿Qué te pasa cuando asumís esa actitud en la vida real? No es raro que quien resuelve algo que no lo incumbía despierte la admiración de los que lo rodean, y en una segunda instancia inspire como líder.
A veces sentís que tenés que concentrarte, aislarte, poner tu cabeza exclusivamente en tu pequeño mundo, pero cuanto mayor sea tu conciencia del entorno, cuanta más altura logres al observar lo que te rodea, más conocimiento, más experiencias, más intercambio, más riqueza.