Lugar, parte XVII
Puerta del antiguo taller y hogar de Clas Grüner Sterner
En mi lugar nada es tan lleno ni tan vacío, blancos y negros existen solo en teoría, y nos manejamos bien con los grises. ¿Me cuestionás si somos incapaces de llegar al punto máximo de una experiencia? Tal vez elijamos serlo si eso garantiza su no extinción.
El confort no es la ausencia de sensaciones incómodas sino el abordaje creativo de los detonadores de la incomodidad, que pueden también causar satisfacción. ‘Está lloviendo, entonces abortemos todos los planes’ versus ‘está lloviendo, entonces hagamos nuevos planes’.
La polaridad es algo que aplicamos a las cosas después de pasarlas por el tamiz mental, solo que es tan instantánea esa valoración, que la consideramos propia de los hechos, parte de su naturaleza. Pero está claro que nos confundimos.
Y en relación a las decisiones, en mi lugar nada nubla más el panorama que sopesar los pros y contras. Tratamos de hacerlo una vez, y obtuvimos conclusiones opuestas a lo que terminamos eligiendo. La realidad es que tarde o temprano sabés qué hacer a raíz de otras certezas, nunca como resultado de un análisis mental. Puede pasar que te confundas, pero te das cuenta en el camino, más allá de tu capacidad para sostener lo insostenible. El hecho de que elijas seguir el camino que no te conduce, no es ni tan inusual ni tan infeliz. Se puede ser feliz en el sinsentido, lo que no se puede es ser pleno: estás feliz pero algo te falta.
En mi lugar vale compartir las certezas contando una historia, porque las vimos confirmarse una y otra vez. Nunca escribiríamos estas palabras sin una base empírica, ¡seríamos tan teóricos!