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Mini introducción: Sámkhya, Yôga y Tantra




Mazaj-7, de Ayham Jabr



En la cosmogonía Sámkhya, filosofía antiquísima del hinduismo, se menciona una primera perturbación como punto desde el que surgen la multiplicidad de nombres y formas. Se da por la proximidad de dos fuerzas muy distintas, aunque no necesariamente opuestas. La polaridad en esta cosmovisión es apenas la codificación de una diferencia de intensidades.


Este mecanismo del macrocosmos encarna en los cuerpos a nivel micro. “Una primera perturbación” puede ser entonces una palabra, un movimiento, una respiración. Y este proceso se actualiza constantemente, por lo tanto “primera” no alude a un pasado antes del cual nada existía sino a una reiniciación perpetua.


Despierto con un desperezo que clama por un bostezo que me hace abrir los ojos que dispersa la pereza que me saca de la cama. O: abro los ojos que me devuelven un día gris que me invita a cerrar los ojos y seguir durmiendo.


¿Cómo introducir en esa cadena de reacciones un gesto no condicionado? Esa es la gran tarea del Yôga, filosofía práctica con la cual el Sámkhya se emparenta desde la protohistoria. Según explica Mircea Eliade en su libro “Yôga, inmortalidad y libertad”, “la India se dedicó, con un rigor sin igual por cierto, a analizar los diversos condicionamientos del ser humano. Apresurémonos a añadir que lo hizo no para llegar a una explicación exacta y coherente del hombre (como, por ejemplo, en la Europa del siglo XIX, cuando se creía explicar al hombre por su condicionamiento hereditario o social) sino para saber hasta dónde se extendían las zonas condicionadas del ser humano y ver si existía aún algo más allá de esos condicionamientos”.


La forma en que las filosofías prácticas se acercan a su objetivo es a través de técnicas, en el sentido más mecánico que la palabra evoca: instrucciones precisas, prescripciones y proscripciones, que siguen un camino horadado durante milenios por las pisadas de todas las personas que lo recorrieron en generaciones anteriores.


¿Qué se hace más allá de las técnicas? Esa pregunta, tal como está formulada, ya plantea un adentro y un afuera, ya separa la práctica de la vida. Más allá de incorporar las técnicas a la existencia, se propone una forma de ser y estar en el mundo que hunde sus raíces en el mismo contexto cultural del Yôga y el Sámkhya: el Tantra. Ser y estar en el mundo: qué comemos, cómo nos relacionamos. Depredación y socialización, en este caso, alineados con la búsqueda del descondicionamiento.


Por qué querría una persona descondicionarse es una de esas preguntas cuya respuesta es obvia para quien ha sido picado por ese bicho: libertad. Por supuesto, al igual que Neo no sabe qué le espera cuando Morfeo le da la opción de tomar la píldora roja, tampoco se sabe, antes de probarla, lo que implica la libertad.


Artículo de Yael Barcesat

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