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Aprendizaje por necesidad


Foto del Grupo Corpo

¿Cómo se encuentran las miradas en esta cuarentena digital? Es improbable pero sucede, va contra toda explicación. Vos mirás a la pantalla, no a la cámara, yo también miro a la pantalla, nuestros ojos apuntan a un lugar donde no están los del objeto mirado, y aun así nos flechamos, con flechas imposibles que trazan recorridos quebrados. Pero no sólo eso: hay una multitud de miradas cruzándose en simultáneo (por lo menos hay una cantidad de personas participando de la misma comunicación) y en ese bosque de información entrelazándose nosotres encontramos el camino y damos un respingo cuando coincidimos.

¿Cómo se acercan los cuerpos en esta época? Disociándonos de la captura del deseo, de la ansiedad de lo que deberíamos extrañar y de los límites que aprendimos a imponerle a la piel. ¿Los cuerpos pueden tocarse a través de una cámara o de un auricular? El tacto de la otra persona no llega, pero la activación hormonal, los calores internos, las reacciones sensoriales, todo ese mundo puede seguir existiendo.

Paradójicamente, las actividades que estaba acostumbrada a realizar en soledad antes de la cuarentena, me gusta hacerlas virtualmente acompañada ahora: leer, escribir, entrenar… hacerse compañía de una manera no táctil se volvió posible. Tal vez lo descubro ahora porque es una forma más sutil de acompañarse, es la que se puede, y la descartaba por comparación con una presencia más contundente. En estos días me concentro en compañía, cosa que antes me resultaba muy difícil. Es un aprendizaje por necesidad, lo que no quita nada de su valor.

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