Un entramado de conceptos y técnicas
Figura femenina con cinturón decorado y pollera encontrada en las ruinas de Harappa
En DeRose Method usamos la respiración, pero no la respiración instintiva sino otra, una respiración voluntaria; usamos el cuerpo, pero de otra manera, con menos tensión o con posiciones atípicas. Lo mismo sucede con técnicas como la concentración, el descanso en la descontracción lúcida y tantas otras que proponemos. Ese es el entrenamiento de base, es la amplitud de potencias que queremos desarrollar en les alumnes para que puedan trasladar ese poder al terreno de los condicionamientos involuntarios y aprendan a tomar otras decisiones sin que les haga falta reprimirse.
Hay una hipótesis llamada memética que interpreta que el inconsciente colectivo es algo que se transmite genéticamente, como un conocimiento celular. El concepto fue popularizado por el biólogo evolutivo Richard Dawkins en su libro El gen egoísta, donde propone el “meme” para referirse a la unidad de transmisión cultural que se “hospeda” en la mente de uno o más individuos, y que puede reproducirse a sí mismo, saltando de una mente a otra.
Eso tiene mucha relación con nuestra visión naturalista, y también nos hace pensar que con las emociones y pensamientos impregnamos las células de información, que el comportamiento sostenido y modificado voluntariamente por un tiempo suficiente incide en el comportamiento de los que vendrán. A través de la información registrada a nivel celular, pasa a formar parte de ese legado colectivo y, en principio, inconsciente.
Estamos muy acostumbrades a vernos como un producto terminado: “yo soy así, yo tengo esta personalidad, yo soy una persona que se enoja, yo soy una persona impulsiva, soy una persona algo melancólica...” En realidad, todo eso, en la medida en que vamos practicando, se modifica. En la medida en que vamos reescribiendo condicionamientos, cambia.
¿Qué podemos embeber en la memoria genética de los seres futuros? Si nuestro comportamiento puede ser condicionado, quiere decir que está basado en circuitos neuronales, en respuestas bioquímicas, en hábitos que pasan a constituir la materia de la que estamos hechos. Si esa información biológica ⎼tanto las construcciones colectivas como las individuales⎼ pudiera pasar a la generación siguiente, sumada a todo el bagaje del pasado, cada vez que modificamos hábitos o condicionamientos estaríamos incidiendo en nuestro futuro como especie.