top of page

Liberar espacio


Obra de Victor Vasarely

Inspirá profundo, exhalá, mirá a tu alrededor, olfateá el ambiente, da algo que tengas, recién después pedí algo.

Empezá por una cosa. Una sola cosa. ¿Una cosa a la vez? No necesariamente, tal vez miles de cosas juntas, pero una tiene que ser la primera. Y no necesita ser primera a nivel cronológico. Lo que quiero decir es que hay que fijar algo, un punto en el tiempo y en el espacio, para que las actividades del día se arremolinen en torno a ese punto.

Tiene que ser algo relevante, que no quieras postergar, porque de esa forma el universo se organiza. Si en mi día existe el compromiso de compartir el almuerzo (online) con mi familia, a partir de ese punto fijo lo móvil se ordena: antes de eso voy a bañarme, a mirar la heladera, a pensar qué comer, a hacer un par de tareas más que son para mí previas al almuerzo.

El compromiso es salvador. Un punto horario en el día, un encuentro agendado, tiene el poder magnético de congregar en torno de sí otras cosas. Y si son dos, más magnetismo, más claramente se visualizan los compromisos intermedios y sus duraciones.

En días cuarentenados, me vino maravillosamente bien tener un par de horarios fijos, que fueron puntos de referencia. ¿Pero por qué no dejarme llevar por la corriente, por qué no dejar que el día y la noche se fundan como olas en el mar y que los ritmos desaparezcan? Yo opino que si eso puede hacerse con felicidad, adelante. Bienvenida la entrega, que a veces me arrebata.

Pero no esta vez: esta vez tengo mucho por hacer, mucha ayuda que brindar, tengo mucho que regalar y que recibir, hay un movimiento que no para y quiere ser alimentado. Esta vez necesito coordenadas y puntos de referencia, preciso organizar mi agenda. Cuando tantas personas quieren compartir tanto, lo mínimo que puedo hacer es liberar espacio para llenar este cuenco.

Entradas destacadas
Entradas recientes
bottom of page