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Arrastre

Es posible asociar cualquier desafío que se atraviesa a la superación de muchos otros. Funciona así: ya que estoy enfrentando un desafío, me concentro para que la conquista arrastre consigo otros logros. Para dar un ejemplo sencillo, al subir una montaña, aprovecho para enfocarme en todas las montañas que estoy subiendo cotidianamente, y construyo una materia única con esas cimas, las uno en mi pensamiento de forma tal que si logro llegar a una de ellas, alcanzo al unísono las demás.

Algunes podrán subestimar el poder de mi ejercicio, desconfiar de la imaginación. Pero para construir precisamos siempre de ella, además de la percepción. Percepción (del lugar-tiempo en que estamos) e imaginación (de dónde y cuándo queremos estar), son la arcilla del futuro.

La percepción, con su abrumadora contundencia, es mucho más tangible que la imaginación, y puede simplemente inundarnos. En el ejemplo de la montaña, mientras subís, tenés que prestar atención para no dejarte llevar por la sensación de que todo es cansancio, y el desaliento que eso trae. La imaginación es entonces la que rescata, la que crea nuevas circunstancias internas, y gracias a eso puede incluso modificar una percepción que parecía inamovible.

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