Sueños imposibles

Foto extraída de https://www.epicgardening.com

Sacar del mundo de los sueños irrealizables todo lo que venimos postergando, a través de la realización, puede revelar un vacío profundo en el fondo. Cuando ya no quede nada más que sea inalcanzable, ¿qué vamos a anhelar? ¿Qué queja compartiremos con nuestros pares, compañeres de insatisfacción en el perpetuo tránsito hacia la consumación de lo que todo el tiempo se escapa?

Definamos sueño imposible: algo que te ponés ahí como la zanahoria delante del burro, que te hace levantarte y hacia donde avanzás con confianza durante un período de tiempo más o menos largo, más o menos angustioso, más o menos sacrificado. La cuestión es que en algún momento puede que alcances esa zanahoria, que tengas una casa propia, que hagas el viaje de un año, que encuentres una pareja… y cuando eso suceda, con premura surgirán otras metas y otros imposibles, porque funcionamos de esa manera, tal vez porque es nuestra forma de darle sentido a la sucesión de los minutos.

Supongamos que un buen día te levantás habiendo disuelto los imposibles, habiendo realizado las hazañas que te llevaron al lugar en que querías estar, y que en vez de alimentar diligentemente la semilla de un nuevo deseo te obstines un poco en el presente, te mires y mires a tu alrededor en esta nueva situación climática: aprovechá que estás en una cumbre, que tu mirada alcanzó otra altura, que hay mucho cielo y la gorda sensación de desafío superado. Puede que armes una carpa y te quedes unos días en esa cima. Puede que elijas incluso vivir ahí, con una vista panorámica tanto del camino que ascendiste como de las cimas que están mucho más allá de tu alcance, imaginando los campamentos que otres montarán en esas alturas.