El peinado de la sororidad
Fotografía de la serie Womankind, de María María Acha-Kutscher
Sororidad según Wikipedia: neologismo que se emplea para referirse a la solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación sexual.
A algunas mujeres que nunca sintieron la desigualdad de géneros en la piel les parece injusto hacer reuniones exclusivamente de mujeres, crear grupos de mujeres, en cierta forma excluir a los hombres. ¿Por qué no restaurar la unidad original (si es que alguna vez la hubo) a través de la inclusión de todes? Yo me encontraba en estos devaneos hasta que recibí una de las preguntas más difíciles: si alguna vez me había sentido en inferioridad de condiciones por mi género.
Esta pregunta se refería a si había perdido oportunidades por ser mujer o si algo se me había negado. Mi primera sensación muy clara es que no, que nunca se me cerró una puerta por eso. Sin embargo, hay miles de puertas que no se cerraron, sino que simplemente nunca estuvieron ahí, puras paredes donde deberían existir aberturas. Di la insatisfactoria respuesta de que yo no sentí esa diferencia de oportunidades pero que sé que la brecha existe y que es muy profunda.
Esa brecha la descubro apenas con empatía, al escuchar otro cantar, al escuchar sobre una lucha que existió mientras yo crecía en el seno de una familia de cabeza abierta y abrazo apretado.
En un mundo naturalmente matriarcal no existiría la sororidad, sería sólo hermandad entre todos los seres. Pero la restitución requiere maniobras intensas, girar el timón a babor para corregir el estribor sostenido durante milenios, con la intención de centrar el navío. Claro que, en el medio de esa corrección de rumbo, quien contempla sin experiencia propia y sin usar el ojo de la empatía para percibir esa desigualdad histórica concluye que todo esto es una exageración. Pero si se mira lo que sucede en la práctica, las personas que se expresan y cómo lo hacen en esos contextos de sororidad, se descubre que algo genuino estaba siendo silenciado. Aunque nadie estuviera activamente cerrando esas puertas, muchas no lograban siquiera encontrarlas. Y en esa decisión de agarrar el pico y la pala y empezar a excavar para construir nuevos accesos, probablemente nos ensuciemos un poco y nos despeinemos.
Kálí es la representación del principio femenino en el hinduismo, y su función es destruir a los demonios. No es casual que las escrituras la califiquen como la desgreñada. Así está nuestro cabello ahora.