Una pequeña muerte

Galaxias formándose entre filamentos,

como gotas de agua en la tela de una araña, de Tomás Saraceno

Una cierta reticencia a que las cosas se terminen, un apego al final de todos los procesos: los últimos minutos en la cama, los últimos minutos despiertos del día, la coda de todos los estados elongada por una voluntad de eternizar el presente. Dije “eternizar”, que suena tan grande, sin embargo se vive como un momento pegajoso, no como una ambición noble. Como cuando eras chique, era de noche y mamá estaba por salir y no querías, y hacías de todo para impedir su partida.

Hay una pequeña muerte en cada transformación. En este mismo momento, mi mate está levemente más frío de lo deseable, pero es casi imposible que salga de mi puesto de escritura para solucionarlo: estoy tan bien instalada que me distrae incluso el solo pensamiento de ese intervalo de desconcentración. Es como un hilo que se corta; no obstante, me esfuerzo y hago la prueba.

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Y vienen los descubrimientos:

La concentración no naufragó. Si bien vagó por otros derroteros antes de retornar a la tarea, hubo un refrescamiento de base que parecía innecesario pero que al llegar fue bienvenido.

Estuvo presente la amenaza dispersiva de otras supuestas necesidades, y fue eludida a través de un esfuerzo de foco. Comer una banana y mirar el celular fueron dos ideas que se me cruzaron por la cabeza, descartadas por poco oportunas.

No es que no exista esa pequeña muerte. Existe e impacta en cierta medida, pero siempre se imbrica con el nacimiento de otra cosa, porque no hay vacío posible. A veces nos fijamos únicamente en la extinción de lo inmediatamente pasado, y perdemos de vista el brote de lo nuevo con su potencial de encantamiento. Incluso se siente un dejo de culpa si se produce un repentino enganche con lo nuevo en detrimento del duelo de lo pasado. Pero si pienso en el hilo de mi concentración, que no se interrumpió a pesar de haber dado unas vueltas, me da la sensación de que en la superficie pareciera haber cortes e interrupciones, mientras que en lo profundo nada se pierde.