Un laboratorio que no termina nunca

Micro Matter, de Rosa de Jong

Cuando trabajamos con los que tienen menos experiencia compartimos el costo de su aprendizaje. Cuando lo hacemos con los que ya son expertos en el tema tiende a imponerse su manera particular de hacer las cosas, por un derecho de piso incuestionable. En el primer caso el desafío es sobreponerse a la falta de productividad y al error, frutos de la inexperiencia; en el segundo consiste en encontrar una voz y un estilo propios que aporten al proyecto y puedan coexistir con la mole de paradigmas de los más antiguos.

Hay un tercer caso, el de los que son colegas con un grado de conocimiento y experiencia similares. En ese caso habrá una decantación natural de los líderes y liderados, después de lo cual cada uno se encasillará en una de esas dos posiciones.

En los equipos de trabajo no sirve querer que el otro cambie. Podés alimentar una vaga esperanza, pero el riesgo es que vivas esa quimera como un destino. Entonces, ¿tendrías que juntarte con los que ya son como vos querés, aprender de ellos sin pretender enseñarles nada? Eso puede funcionar por un tiempo, pero tarde o temprano terminás descubriendo comportamientos del otro que te gustaría cambiar. Es inevitable, porque también hay conductas tuyas que vas a querer modificar. Esto se debe a que somos un work in progress (y sería un desperdicio afrontar ese hecho con decepción: es una dádiva que no estemos terminados).

¿Cuál es la solución? El empirismo. Como en tantos otros aspectos, funciona probar y descartar, montar un laboratorio que no termina nunca, en el cual el campo de experimentación son las relaciones humanas. Con el tiempo vas a ir reuniendo un volumen mayor de casos, que desembocará en decisiones más acertadas. La pena es que la mayoría desiste antes. A los diez o quince años de trabajar en equipo uno termina preguntándose seriamente si no sería mejor trabajar solo (¿mejor en qué sentido? ¿en resultados, en aprendizaje, en realización personal…?).

Un laboratorio que no termina nunca. Esa imagen es la que mejor resume mi visión del trabajo en equipo.