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La desconfianza bajo la lupa


El Anillo del Nibelungo, espectáculo de La fura dels Baus

Repaso lo escrito y sigo escribiendo. Y recuerdo lo que son estos escritos: instrucciones para mí misma. Nunca el relato de lo que soy o llegué a ser con satisfecha mirada a la evolución, siempre el anhelo de otra modalidad de ser que puede llegar y que, como máximo, se manifestó alguna que otra vez, apenas para ilusionarme con la posibilidad.

Ser una persona confiada es una de esas formas que contemplo desde afuera con alelada admiración. Me asombra, dada la contundencia de las pruebas en contra de la conveniencia de serlo. Confieso que por momentos me encantaría abandonarme y confiar, confiar en que el mundo tendió una red invisible mientras vos estás como un equilibrista en las alturas, que en realidad nada malo puede pasarte. Y me interesan los frutos de tal actitud hacia el mundo.

Tengo la impresión de que las veces en que desconfié por anticipado inoculé el virus de la falla en mis víctimas. Esos pobres depositarios de mi desconfianza terminaron pisando terreno cenagoso, y eventualmente dejaron un hueco mayor en la invisible red protectora. Curiosamente las veces en que logré confiar, pasó de todo, pero no puedo decir que me equivoqué más: como máximo tuve que activar el plan B que toda persona precavida arma en su intimidad. Hay que ser muy precavido para confiar. ¿O acaso pensabas que podría entregarme a las alturas sin arnés, sólo deseando fuerte que la red de contención exista, primero, y después que sea suficientemente resistente para soportarme?

Siempre llevo mi plan B en la mochila, mi arnés salvador en caso de imprevistos. Si me preguntás ¿cómo no confiar, entonces? Mi respuesta es: nadie quiere llegar a usar ese protocolo de emergencia, pagar el precio de retroceder, perder tiempo tal vez cuando lo que anhela es llegar a destino. Sin embargo, algunas experiencias de confianza me tientan porque abren un espacio al otro, que de otra manera no existiría. Se crea un tiempo paralelo en el que puede haber experimentación y novedades, y se crea una estructura más resistente por lo flexible. Hay que ser valiente, eso sí.

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