Mi lugar, algunas listas
Portugal´s umbrella art, de Promila Shastri
Cosas que en mi lugar no encuentran distancia entre el pensamiento y la acción:
Buscar la compañía de otros, imaginar mil franelas.
Desear “ser” cuando no hay “hacer”.
Cosas que en mi lugar no tienen lugar:
Marcar el paso de las horas, contemplar el tiempo como algo que se va.
Sufrir en vano por heridas pasadas.
Saltear un aprendizaje para obtener un resultado.
Dar reconocimiento sin hechos, apenas con palabras.
Seres que en mi lugar son fuente de admiración:
Uno que una vez hizo algo increíble, y desde entonces volvió cotidiana su búsqueda.
El que logró llegar como extranjero y vivir como local.
El que cuida por el placer de cuidar, sin esperar ser cuidado.
El que pensó en algo tantas veces que lo volvió materia.
Un pez que vive fuera del agua.
Seres que quedaron olvidados en la historia de mi lugar:
Uno que una vez hizo algo increíble.
Uno que plantó su jardín con flores tan especiales que no supo hallar el agua para regarlas.
El que pensó por primera vez en algo. Las primeras veces no son las mejores.
El que se aferró a un logro único y esperó que el tiempo pase.
Tareas cotidianas de mi lugar (excusas para la felicidad):
Estar al sol o a la sombra.
Comer algo.
Pensar en varias cosas al mismo tiempo sin agarrarse los dedos con la puerta del ascensor.
Pensar en una sola cosa durante un buen rato.
Preparar el terreno para un futuro deseado.
Llevar a cabo lo más querido.
Ducharse.
Mover suavemente los pies entre las sábanas.
El orden puede cambiar.
En mi lugar huelgan las instrucciones. La gente se educa de otras maneras, antes o después de que lo indeseado ocurra, pero ciertamente no por palabras. Escribo esto para ilustrar a los de afuera, y cuidándome bien de no etiquetar. Donde un rótulo encierra, un par de ejemplos abren la puerta de mil inspiraciones.