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El rechazo


Coronation of Sesostris 2000, de Cy Twombly

Qué fácil es todo cuando hay correspondencia. Cuando las cosas y personas responden en el sentido deseado, da una felicidad y un alivio. Pero conozco mucho más a alguien en la situación del no correspondido, e incluso me conozco más cuando estoy de ese lado.

El abismo se abre cuando no nos miran, cuando no nos quieren tanto, cuando no nos desean de esa forma… Y cuando contemplamos ese abismo, en vez de dejarnos caer tenemos una chance de aprender algo.

No lidiamos bien con el rechazo. El orgullo sufre, se nos forman lastimaduras internas que a veces cuidamos insanamente para no dejar cicatrizar. Y sin embargo todos convivimos con las faltas de sintonía y con la desazón de las expectativas frustradas, me atrevo a decir que con más frecuencia que con la correspondencia y el éxito. Somos producto de una unión, pero en el camino hay probabilidades de que todo se divida, y un buen día te encontrás juntando pedacitos sin lograr hacerlos encajar.

En ese punto el potencial de construcción es enorme. Nada impide que de esa grieta brote un tallo verde, vertical y recio. Pero sólo lo podés ver si hacés un esfuerzo de equilibrio al borde del abismo y resistís la tentación de lanzarte.

Mucha gente dice que cuando asoma la cabeza desde las alturas le agarra el impulso de tirarse. Y yo pienso: ese vértigo que fascina se acaba tan rápido cuando te tirás.

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