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Conceptos sobre liderazgo


Existen muchas formas de conducir grupos humanos y opiniones diversas acerca del tema. Conduzco personas desde hace décadas y puedo alertar que los tiempos han ido cambiando, las necesidades sociales e individuales son otras y esto nos obliga a replantear las formas de liderazgo.


El hombre actual no se satisface únicamente con el beneficio económico; requiere sentir que está participando de un proceso que lo incluye. Necesita sensaciones que beneficien su autoestima, su percepción de realización personal, y esto lo proyecta hacia logros futuros.


Desde mi experiencia liderando grupos diversos, me permito sugerir que lo primero es dejar de lado la imagen del líder duro y rígido, que marcaba constantemente el poder de su posición intimidando, dando órdenes y aplicando castigos a los que no se sometían a sus directivas.


Un líder que aplique esta manera de conducción, estará indefectiblemente condenado al fracaso en la obtención de las metas, como así también en su evolución como conductor. Y, lo que es peor, quedará solo y aislado totalmente.

Hoy es necesario generar confianza. Ya no podemos pensar en mandar sino en persuadir. En lograr una sinergia de los integrantes del equipo de colaboradores. El líder debe ser un facilitador que descubra los talentos y capacidades de sus comandados para que sumen esas capacidades a la tarea y todo el grupo interactúe en un aprendizaje circular que irá creciendo como un espiral ascendente.


Deberá cuidar y atender las necesidades de los coworkers, estableciendo relaciones humanas de confianza, apoyo recíproco, interés en la tarea y evolución personal. A su vez el grupo de colaboradores debe involucrarse en todo sentido, aportando sus energías físicas, emocionales y mentales en pos de un fin determinado que constituye su norte, su objetivo.


Entre los muchos elementos que debe compartir el líder con su equipo se encuentra la información. Existen quienes, por temor y con el deseo de preservar su lugar de poder, no pasan la información a los demás, marcando una diferencia de conocimiento que lo único que va a generar es un empobrecimiento de los resultados y el desinterés de los colaboradores. La información es combustible y como tal debe llegar al grupo, para transformarse en energía creadora.


Hoy tenemos herramientas tecnológicas que facilitan el flujo de información, pero no debemos dejar de lado frecuentes encuentros personales, en los cuales la mirada, el abrazo y la palabra sincera fortalecen vínculos que son la llama que forjará la unión verdadera.


Esto no significa que todos deban amarse en profundidad. Se trata de generar vínculos de unión, de respeto, de alianza estratégica e inteligente que se colocarán por sobre las diferencias emocionales, a fin de llevar adelante una planificación estratégica y la concreción de metas y resultados establecidos como directriz por el líder.


Otro elemento poderoso que solidifica la unión del grupo y lo enaltece son los valores. Debemos lograr que predominen la ética, la verdad, la solidaridad y la aplicación de conceptos básicos de ciudadanía, tolerancia y buenas maneras. El líder debe ser ejemplo coherente de ello, esforzándose constantemente, permaneciendo disponible las 24 horas y capacitándose siempre. Tendrá que seguir creciendo como ser humano y compartiendo su conocimiento con los demás.


Para ello recomiendo usar más el “nosotros” y muy poco el “yo” como manera de pensar, ser, sentir y expresarse. Esto permitirá al líder mantener su lugar y la aceptación de sus comandados. Preservará la autoridad obtenida como consecuencia, y no únicamente por el poder que le fue asignado.

Recordemos que la autoridad surge de la aceptación por parte del grupo, que lo reconoce como el más capaz para conducirlos. El poder, en cambio, es muchas veces recibido por circunstancias que no son inherentes a la capacidad del que lo posee.


Insisto con la tarea de compartir información porque genera aceptación, agradecimiento, y libera una energía que irá multiplicándose en forma exponencial.


La tarea del líder implica una gran responsabilidad, porque el grupo de liderados recibe de él e incorpora conductas que pasan a ser propias. Esto parece difícil, pero se torna fácil si se es sincero y, como consecuencia, proporciona una gran felicidad, en virtud de que es una forma de docencia progresiva, un vínculo de ida y vuelta entre los integrantes del equipo.


Por ello, recordemos que, si queremos desempeñarnos como buenos líderes, debemos intentar construir nuestra mejor versión como seres humanos. ¡Trabajar sobre lo que somos para hacer mejor lo que hacemos!


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